Qué tal si cambiamos

 

Llegué al río cangrejo y te vi, ya estabas envuelta en hojas de bijao, me enseñaste que tu color azul se tornaría en rojo con el fuego, soplaste mis manos, mi boca y me dijiste: “vete y canta anent[1] si quieres elaborarme” Entonces pensé: que pasará si en lugar de cantar anent, canto un sanjuanito?



[1] Anent: plegaria sagrada.

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